domingo, 15 de septiembre de 2019

RESPUESTA DE ADHIF POR LO PUBLICADO HOY EN DIARIO INFORMACION POR J.HERNANDEZ. DAÑOS EN CULTIVOS.




Con todo nuestro respeto a los agricultores y cazadores, a los cuales apoyamos y defendemos. En esta ocasión, como  asociación defensora de herbívoros y concretamente defensora de los arruís, animal en peligro de extinción según la UICN, tenemos que decir lo siguiente.
Con la reforma de la Ley de Caza, propuestas atractivas que les concedió el entonces Secretario Autonómico Medio Ambiente y ahora Director General de Medio Natural , máximo responsable de la gestión cinegéticas en la CV, se  prometió según la prensa que con la reforma, los cazadores solucionarían los millones de pérdidas por daños de fauna en la agricultura. Algo estará fallando para que esto siga sucediendo?.
A nuestro entender, los agricultores exageran y mucho, aunque llevan razón en que tienen daños, estos no son tan elevados. Pero hay que ir al fondo de la cuestión.
¿Por qué siguen teniendo sus propiedades cedidas a cotos de caza que no les indemnizan los daños, ni cazan únicamente en las parcelas dañadas, si además no les ayudan a proteger sus cultivos con pastores eléctricos?
¿Por qué no peritan los daños reales y piden que se les compensen, de acuerdo a lo que dice la Ley, en lugar de ir exagerando  los daños en la prensa de vez en cuando, sabiendo que esto no soluciona el problema?.
 Recordemos las quejas por daños en las uvas de Monovar y luego se demostró que eran robos realizados por bandas organizadas y no por inocentes animales que no suelen ir con furgonetas a cargar cajas. Recordemos también el lamentable accidente mortal que se produjo en lo alto del Cid, en el mes de abril,  cuando un cazador cazaba arruís para defender cultivos al otro lado de la autovía. Cazar a 20 km de los daños, teniendo varias carreteras, la autovía y dos vías de ferroviarias entre el alto de la sierra del Cid y los famosos viñedos de uva de mesa de Monovar no es la mejor forma de prevenir daños.
En cuanto a los cotos, ya lo hemos dicho en varias ocasiones. No tienen bebederos ni comederos en el monte para evitar que los animales se vean obligados a bajar a los cultivos en busca de alimento y agua. Los pocos que hay son usados sistemáticamente como puestos de esperas. Con estas prácticas, los animales  ya saben que para cenar es mejor bajar a un cultivo que acercarse a un cebadero, donde le espera  la bala de un rifle con mira telescópica o la flecha de un arco.
Con esta gestión, la caza mayor va evolucionando y no se previenen daños. Las especies ya saben que en  los cebaderos hay siempre un rifle y por eso tardan en entrar y muchos no entran nunca, porque saben que tienen una muerte segura.
Ante todo esto, la caza mayor se refugian en los más espeso y alejado del bosque, pero  tampoco aquí están tranquilos y seguros, porque no se respetan esas zonas. Normalmente el cliente de caza mayor quiere almorzar en el bar con la pieza en el maletero. Para lograrlo en tan poco tiempo, tienen que ir a lo seguro. Pocos se quedan esperando en los cultivos a que bajen los animales para matarlos,   porque muchas veces no baja la pieza deseada y la garantía de éxito no está asegurada. 
 Como cualquier ser vivo, lo que más aprecian es su propia vida, en consecuencia, siempre huirán de una muerte segura, como son los cebaderos ilegales y ocultos en el interior del monte. En estas zonas de refugio se matan  y ahuyenta los animales  que no causan daños.
 Por tanto,  a la caza mayor no les queda más remedio que moverse constantemente por todo el territorio, porque las posibilidades de encontrar una bala son  menores. Esta gestión aumenta los accidentes en carreteras y también los daños en los cultivos. 

En cuanto a la Consejería, se limita a conceder permisos sistemáticamente los 365 días y las 365 noches del año, sin comprobar


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