LOS HERBÍVOROS EN EL MEDITERRÁNEO.

Traducción del trabajo:


San Miguel-Ayanz, A. ; Perea García-Calvo, R. ; Fernández Olalla, M. 2010.- Wild Ungulates vs. Extensive

Livestock. Looking Back to face the Future. Options Meditérranneenes Serie A, 92: 27-34. (Ponencia 13th

Meeting of the FAO-CIHEAM Sub-Network on Mediterranean Pastures and Fodder Crops, Alicante, Abril

2010)1

Wild Ungulates vs. Extensive Livestock. Looking

Back to Face the Future

(Ungulados silvestres y ganadería extensiva:  mirando hacia atrás para afrontar el futuro)

A.San Miguel-Ayanz*, R. Perea García-Calvo*, M. García-Olalla*

*Departamento de Silvopascicultura, E.T.S. I. Montes, Universidad Politécnica de Madrid. Ciudad

Universitaria s/n 28040 Madrid (Spain)

e-mail: alfonso.sanmiguel@upm.es

Resumen. La alimentación de los herbívoros es una de las causas más antiguas e importantes de

heterogeneidad en los paisajes mediterráneos. Su papel ecológico ha sido tan extenso, diversificado y

profundo que gran parte del patrimonio natural y cultural mediterráneo (incluyendo muchos tipos de hábitats

herbáceos de Natura 2000) depende hoy de sistemas extensivos de gestión del ganado. Sin embargo, la

cabaña ganadera extensiva está disminuyendo rápidamente, mientras las poblaciones de ungulados

silvestres se incrementan. Nuestro propósito, siguiendo la teoría de los “remaches y la redundancia” es

plantear qué parte de la contribución tradicional de la ganadería extensiva a la conservación de esos

paisajes culturales y al Desarrollo Rural Sostenido puede ser asumida por los ungulados silvestres, así

como describir las oportunidades y riesgos potenciales. Aunque no poseemos suficiente información sobre

el papel que los ungulados silvestres desempeñan en su entorno, creemos que pueden asumir

parcialmente algunas funciones esenciales que hasta hace poco desempeñaba la ganadería extensiva. Sin

embargo, debido a su naturaleza salvaje y a la existencia de diversos riesgos, sus cargas o densidades

admisibles deben ser muy inferiores a las de la ganadería. Por eso se debe prestar una atención muy

especial a la prevención de riesgos y al control de las poblaciones.

Palabras-clave. Paisaje cultural, pastoreo, modelos de gestión, Mediterráneo, Natura 2000.

Abstract. Foraging of herbivores has been one of the most ancient and important causes of heterogeneity

in Mediterranean landscapes. Its ecological role has been so extensive, diversified and deep, that much of

their current biological and cultural heritage (including many Nature 2000 grassland habitat types) depends

upon extensive livestock management systems. However, extensive livestock numbers are decreasing

while wild ungulate populations are increasing. Our aim, following the “rivets and redundancy” theory, is to

discuss how much of the traditional contribution of livestock to the preservation of those cultural landscapes

and to Sustainable Rural Development can be assumed by wild ungulates as well as to describe potential

opportunities and risks. Although we lack sufficient knowledge about the role wild ungulates play within their

environments, we think they can partially assume some essential functions traditionally played by extensive

livestock. However, due to their wild nature and to different potential risks, their stocking rates should be

much lower than those of livestock. Hence, especial attention should be paid to risk prevention and

particularly to population control.

Keywords. Cultural landscape – grazing - management model – Mediterranean - Nature 2000.

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Ongulés sauvages vs. élevage extensif. En regardant en arrière pour affronter l'avenir

Résumé. Le pâturage des herbivores a été l'une des causes les plus importantes et les plus anciennes de

l'hétérogénéité des paysages méditerranéens. Son rôle écologique a été si prononcé et diversifié qu'une

grande partie du patrimoine biologique et culturel méditerranéen actuel (y compris de nombreux habitats

Nature 2000 de type prairial) dépend de la gestion des systèmes d'élevage extensifs. Cependant, le

nombre d'élevage extensif est en baisse alors que les populations d'ongulés sauvages sont en

augmentation. Notre objectif, en s’appuyant sur la théorie des rivets et de la redondance, est dans un

premier temps de discuter de la part de la contribution à la préservation des paysages culturels

méditerranéen assurée actuellement par l'élevage traditionnel qui pourrait être assumée par les ongulés

sauvages. Dans un second temps l’objectif sera de décrire les possibilités de mise en place et les risques

potentiels associés. Bien que nous manquions de connaissances sur le rôle que jouent les ongulés

sauvages au sein de leur environnement, nous pensons qu'ils peuvent se substituer, avec différents degrés

d'intensité et d'adéquation, à certains rôles joués par l'élevage extensif. Toutefois, en raison de leur nature

sauvage et de différents risques potentiels, leur taux de chargement devrait être beaucoup plus bas que

ceux du bétail. Par conséquent, une attention particulière devrait être accordée à la prévention des risques

et particulièrement au contrôle de la population.

Mots-clés. Paysage culturel – pâturage - modèle de gestion – Méditerranéen - Nature 2000.

I – Introducción

La cuenca del Mediterráneo ha sido descrita como un “punto caliente” de biodiversidad

(Myers, 1990), una biodiversidad que se expresa en muy diferentes escalas: desde la

paisajística hasta la de las especies y las variaciones genéticas infra-específicas. Se han

apuntado cuatro grandes causas naturales de esa situación: biogeografía, geología, ecología e

historia (Blondel y Aronson, 1999). Sin embargo, aunque los factores naturales pueden explicar

mucho de esa impresionante biodiversidad mediterránea, han sido los humanos los que en

mayor medida la han convertido en lo que es en la actualidad. El “diseño” o la “escultura” de los

paisajes mediterráneos por parte del hombre comenzó en el Pleistoceno, mucho antes del final

de la última glaciación, y fue llevado a cabo en una primera fase por el fuego y el pastoreo de

los grandes ungulados silvestres (Naveh y Carmel, 2004). Sin embargo, cuando los humanos

empezaron a domesticar las plantas y los animales, comenzaron a transformar profundamente

los ecosistemas mediterráneos primarios o semi-primarios. Durante alrededor de diez milenios,

y con una intensidad creciente, nuestros ancestros eliminaron muchas especies silvestres

(Blondel y Aronson, 1999; Tsahar et al., 2009), o “remaches o piezas”, de acuerdo con la

hipótesis de los remaches y la redundancia propuesta por Ehrlich y Walker (1998). En

compensación, introdujeron otras especies nuevas y transformaron profundamente los

procesos naturales. Gran parte de esos cambios han sido descritos como degradación (Naveh,

1982). Sin embargo, era difícil explicar cómo esa supuesta degradación era compatible con

nuestros elevados niveles actuales de diversidad y eficiencia. Estudios posteriores demostraron

que los modelos tradicionales de gestión desarrollados sobre ecosistemas mediterráneos

primarios habían generado niveles más altos de eficiencia y diversidad genética (Perevolotsky

y Seligman, 1998; Blondel, 2006, Montserrat, 2008). Aunque se han encontrado casos

indudables de degradación, la mayoría de los paisajes sometidos a un estrés moderado están

simplemente alterados, pero no degradados. De ese modo, la interrelación entre los diseños y

procesos naturales y los culturales, o introducidos por el hombre, han configurado la gran

heterogeneidad, diversidad biológica y capacidad de respuesta adaptativa que hoy disfrutamos

en la mayoría de los paisajes mediterráneos actuales (Perevolotsky y Seligman, 1998; Naveh y

Carmel, 2004). Debido a su origen y estabilización humanos, esos sistemas han sido descritos

también como agrobiosistemas o paisajes culturales (Pedroli et al., 2007; Montserrat, 2008).

También por ello, esos altos niveles de heterogeneidad y diversidad biológica y cultural, de los

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que nosotros, como mediterráneos, podemos sentirnos orgullosos, pero también responsables,

dependen de modelos tradicionales de gestión (Bernáldez, 1991; San Miguel, 2003, Olsvig-

Whittaker et al., 2006; Moreira et al., 2008).

El pastoreo de los herbívoros es una de las causas más antiguas e importantes de

heterogeneidad en los paisajes mediterráneos. Su papel ecológico ha sido tan extenso,

diversificado y profundo que las especies de ganado han sido descritas como ingenieras de

ecosistemas (Derner et al., 2009). Han contribuido a crear huecos en los ecosistemas de

bosque y matorral y también a dispersar sus semillas. Pero, sobre todo, su papel ha sido

esencial para la creación, diversificación, mejora y conservación de los pastos herbáceos

naturales, muchos de ellos protegidos hoy por la Directiva 92/43/EEC “Hábitats”. Sin embargo,

las funciones desempeñadas por los ungulados silvestres y la ganadería extensiva han sido

muy diferentes. Desde el comienzo del neolítico hasta la década de los 60 del siglo pasado el

papel desempeñado por la ganadería ha ido creciendo, tanto en extensión como en intensidad.

Por el contrario, el de los ungulados silvestres ha disminuido drásticamente, ya que muchas

especies fueron eliminadas por los humanos mediante caza intensiva y transformación de los

paisajes, mientras que el resto vieron reducidas sus poblaciones a unos niveles mínimos, que

quedaron relegados a territorios marginales de montaña.

La situación actual de la ganadería extensiva en comparación con la de los ungulados

silvestres es hoy muy diferente de la que correspondía a la década de los 60 del siglo pasado.

La conservación del medio natural se ha convertido en uno de los objetivos básicos de la

Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea. Hay un consenso general sobre la

necesidad de conservar los denominados paisajes culturales, donde la diversidad biológica

está estrechísimamente ligada a los modelos tradicionales de gestión y al patrimonio cultural.

Sin embargo, muchos de esos modelos tradicionales de gestión están desapareciendo y, como

consecuencia, la conservación de muchos pastos herbáceos naturales protegidos por la

Directiva 92/43/EEC (Natura 2000) requiere gestión activa, en especial pastoreo por parte de

la ganadería extensiva (San Miguel, 2003; Moreira et al., 2008). Sin embargo, ese tipo de

ganadería está sufriendo una profunda retracción debida a motivos sociales y económicos. Las

poblaciones de ungulados silvestres, por el contrario, han aumentado bruscamente en las

últimas cinco décadas como consecuencia de tres grandes causas: el abandono rural, un

incremento sorprendente de la demanda de derechos de caza y un incremento paralelo de

espacios protegidos. En esa coyuntura cabe plantearse si, siguiendo la teoría de los remaches

y la redundancia (Ehrlich y Walker, 1998), el incremento de las poblaciones de ungulados

silvestres puede sustituir, en alguna medida, la función ecológica de la menguante ganadería

extensiva. De algún modo es como intentar mirar hacia atrás (al periodo pre-Neolítico y a lo

aprendido con la ganadería) para afrontar el futuro.

II – El papel de la ganadería extensiva en los paisajes culturales

mediterráneos

El papel de la ganadería extensiva en los paisajes culturales mediterráneos no es sólo de

carácter ambiental. Es verdad que la conservación de gran parte de la flora y fauna y de los

tipos de hábitats protegidos actualmente por las Directivas Europeas depende de modelos

extensivos de gestión ganadera (San Miguel, 2003; Moreira et al., 2008). Sin embargo, también

lo es que esa ganadería extensiva sustenta pilares culturales, sociales y económicos que son

esenciales para el Desarrollo Rural Sostenido. Aunque es difícil resumir cada función individual

de la ganadería extensiva, algunas de las más importantes son las siguientes:

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• Incremento de la heterogeneidad de los paisajes y comunidades vegetales a una escala

muy adecuada para incrementar la biodiversidad (Gabay et al., 2008). Los movimientos y

el pastoreo del ganado crean huecos en los ecosistemas de bosque y matorral. Las

plantas leñosas no están tan bien adaptadas como las herbáceas a ser comidas. Por ello,

el ramoneo reduce su capacidad de regeneración, crea huecos en la vegetación leñosa

densa y puede ser perjudicial para las especies leñosas más apetecidas, mientras que

beneficia a las herbáceas.

• Creación, diversificación, mejora y perpetuación de comunidades herbáceas. El pastoreo

del Ganado beneficia a las comunidades vegetales herbáceas en su competencia con las

leñosas. El pastoreo mejora los pastos herbáceos, contribuye a su diversificación,

incrementa su diversidad biológica y, sobre todo, es su principal herramienta de

perpetuación. Allí donde la vegetación potencial es el bosque o el matorral (la mayor parte

de la Cuenca Mediterránea), la conservación de las comunidades herbáceas requiere un

pastoreo más o menos intenso.

• Preservación de los paisajes culturales, que han sido generalmente descritos como

mosaicos de diferentes usos del territorio. La escala de las piezas individuales (teselas)

dentro de esos mosaicos es muy importante desde el punto de vista de la biodiversidad

(Gabay et al., 2008).

• Dispersión de semillas de especies vegetales herbáceas y leñosas (Malo y Suarez, 1996;

Parks et al., 2005).

• Reciclado de material orgánica del suelo, aceleración de los ciclos de nutrientes.

Movimientos dirigidos de fertilidad por medio de sus deyecciones (Bernaldez, 1991;

Montserrat, 2008).

• Incremento de la diversidad de microorganismos del suelo y de su actividad (Montserrat,

2008).

• Incremento de los niveles de diversidad biológica: lombrices, escarabajos coprófagos,

aves, reptiles, mamíferos y otras muchas formas de vida (Dennis et al., 2008).

• Aporte de alimento a necrófagos, muchos de ellos amenazadas de extinción y protegidos

por las Directivas Europeas “Aves” y “Hábitats”.

• Conservación del patrimonio cultural ligado al pastoralismo y sus paisajes. Las funciones

relacionadas con este aspecto son la base de los denominados servicios culturales de los

ecosistemas (Wallace, 2007).

• Creación y sustento de las actividades económicas y sociales que son esenciales para el

Desarrollo Rural Sostenido.

Por todo ello, la reducción de la ganadería extensiva en los territorios mediterráneos está

provocando serios problemas de conservación. Algunos de ellos son la matorralización de los

paisajes, el incremento de combustibles que pueden generar y alimentar grandes incendios

forestales, la reducción de los niveles de diversidad biológica, la degradación o desaparición de

tipos de hábitats herbáceos protegidos, la homogeneización de los paisajes (el denominado

desierto verde), problemas para flora y fauna amenazadas, carencia de alimento para aves

insectívoras y necrófagos, pérdida de patrimonio cultural y dificultadas para la consecución del

Desarrollo Rural Sostenido. Como consecuencia, se han desarrollado muchos Proyectos LIFENaturaleza

en la mayoría de los países mediterráneos con el propósito de conservar esos tipos

de hábitats mediante la recuperación de modelos tradicionales de gestión extensiva del

ganado: http://ec.europa.eu/environment/life/themes/grassland/thematic.htm.

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III – Ungulados silvestres frente a ganadería extensiva

Siguiendo la teoría de los remaches y la redundancia (Ehrlich and Walker, 1998), y

sabiendo que desde el comienzo del periodo Neolítico el ganado ha ido sustituyendo a los

ungulados silvestres, podemos suponer que también ha ido asumiendo gran parte de la función

ecológica que estos desempeñaban antes de la aparición de la ganadería en la cuenca del

Mediterráneo. Por consiguiente, la actual reducción de la ganadería extensiva podría ser

compensada, de algún modo, por la recuperación, natural o artificial, de las poblaciones de

ungulados silvestres. Como consecuencia de su condición común de herbívoros, la mayoría de

los ungulados silvestres comparten muchas funciones ecológicas con el ganado extensivo. Sin

embargo, su naturaleza salvaje genera diferencias importantes que deben ser tenidas en

cuenta para asegurar la cantidad y calidad de tal compensación. Algunas de las diferencias

entre ungulados silvestres y ganadería extensiva ya han sido descritas:

• La falta de control sobre el ramoneo de los ungulados silvestres incrementa sus efectos

negativos sobre la vegetación leñosa. Las preferencias alimentarias de los ungulados, la

regeneración natural de los árboles y arbustos y la conservación de las especies más

apetecidas son temas esenciales que deben ser tenidos en cuenta cuando se estima la

capacidad de carga de un monte (Augustine y McNaughton, 1998; Parks et al., 2005;

Mysterud, 2006; Gill y Morgan, 2009).

• La falta de control sobre el pastoreo de los ungulados silvestres reduce las cargas

instantáneas en comparación con el ganado y, por consiguiente, su efecto beneficioso

sobre los pastos herbáceos naturales y artificiales. Esos pastos se benefician del pastoreo

intenso, que es fácil de conseguir con el ganado pero difícil con los herbívoros silvestres

(San Miguel et al., 2009). La mayoría de los pastos herbáceos mediterráneos protegidos

por la Directiva 92/43/EEC podrían beneficiarse del pastoreo de los ungulados silvestres,

pero menos que del de la ganadería extensiva (San Miguel, 2008).

• La eficiencia de los ungulados silvestres para la conservación de los escarabajos

coprófagos parece ser también ligeramente inferior a la de la ganadería extensiva (Jay-

Roberts et al., 2008). Sin embargo, sí parece posible conseguir la conservación de otros

grupos de insectos con el pastoreo de los ungulados silvestres (Theuerkauf et al., 2006).

• El efecto de los ungulados silvestres sobre las comunidades vegetales o animales puede

afectar indirectamente a otras especies de plantas o animales. Es el caso del jabalí (Sus

scrofa) y el ciervo (Cervus elaphus) sobre el conejo (Oryctolagus cuniculus) o las

poblaciones de roedores e, indirectamente, sobre predadores o necrófagos amenazados

(González y San Miguel, 2004; Lozano et al., 2007; Muñoz et al., 2008).

• Los ungulados silvestres podrían incrementar el riesgo de invasión de especies de plantas

alóctonas en bosques y pastos forestales (Parks et al., 2005).

• Los ungulados silvestres han sido considerados reservorios naturales de parásitos y

enfermedades, algunos de ellos muy peligrosos para el Ganado e incluso los humanos:

tuberculosis, lengua azul, brucelosis, paratuberculosis y otras muchas. Por otra parte,

algunos parásitos y enfermedades que pueden ser controlados con facilidad en el Ganado

pueden ser muy peligrosos cuando afectan a los ungulados silvestres (por ejemplo, sarna

o queratoconjuntivitis infecciosa). Por eso, el riesgo de enfermedades debe ser

considerado como una de las principales limitaciones de la capacidad de carga de

ungulados silvestres de nuestros montes (Gortázar et al., 2006, 2007).

• Como consecuencia de su naturaleza salvaje y del crecimiento de sus poblaciones, los

ungulados silvestres se han convertido en una importante causa de accidentes de tráfico

en muchos países europeos (Groot Bruinderink y Hazebroek, 1996; Malo et al., 2004;

Milner et al., 2006).

• Debido a los riesgos potenciales descritos, las cargas admisibles de ungulados silvestres

deben ser siempre muy inferiores a las que corresponden al ganado extensivo. En

cualquier caso, la estimación de las cargas admisibles de ungulados silvestres nunca debe

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hacerse utilizando como único criterio la disponibilidad de alimento (material seca, energía,

material nitrogenada), porque siempre hay otras limitaciones ambientales más importantes.

• La sustitución, ya muy antigua, de muchas especies de ungulados silvestres por ganado

hace que algunos territorios áridos y semiáridos del Mediterráneo carezcan desde hace

mucho tiempo de especies de ungulados silvestres. Por tanto, algunas especies

mediterráneas, como el muflón de Córcega (Ovis ammon mussimon) o el arruí

(Ammotragus lervia), puedan ser contemplados como oportunidades para complementar o

sustituir al ganado extensivo que está desapareciendo.

IV – Tendencias actuales de las poblaciones de ungulados

silvestres

Muchos estudios han documentado la extinción de algunas especies de ungulados

silvestres mediterráneos y la intensa reducción de las poblaciones de las restantes debido a

causas humanas durante el Holoceno, y en especial durante ciertos periodos (Blondel y

Aronson, 1999; Tsahar et al., 2009). Sin embargo, esa tendencia cambió bruscamente en las

últimas décadas del siglo XX. Desde ese periodo, las poblaciones de la mayoría de las

especies de ungulados silvestres han aumentado mucho como consecuencia de incrementos

tanto en su densidad como en el área que ocupan (Weisberg y Bugmann, 2003; Côte et al.,

2004; Gordon et al., 2004; Milner et al., 2006). Las principales causas de esa variación están

relacionadas con cambios sociales y económicos. Una de ellas ha sido el abandono de los

modelos tradicionales de gestión del paisaje y la rápida reducción de la densidad de población

humana en las áreas rurales. Esa situación ha reactivado la sucesión natural, los procesos de

matorralización, la expansión de las áreas forestales y, de ese modo, una mayor disponibilidad

de refugio y alimento para los ungulados silvestres. El resultado ha sido tanto la recuperación

de las poblaciones autóctonas como la recolonización espontánea de los territorios de los que

habían desaparecido hacía ya mucho tiempo. Otra causa importante ha sido el incremento

exponencial de la demanda de derechos de caza y observación de la fauna Silvestre en la

inmensa mayoría del territorio europeo (Milner et al., 2006). De ese modo, los ungulados

silvestres se han convertido rápidamente en un recurso económico de primera magnitud en

muchas regiones europeas (Gordon et al., 2004; Arenas, 2009). Como consecuencia, muchos

propietarios de fincas han contribuido al incremento de sus poblaciones tanto por medio de su

reintroducción como a través de medidas de gestión de su hábitat y sus poblaciones (a veces

muy sofisticadas e intensivas) que se orientan a incrementar tanto sus densidades como la

calidad de sus trofeos.

No poseemos suficiente información sobre censos regionales de las especies de

ungulados silvestres en la región mediterránea. Sin embargo, el jabalí (Sus scrofa) es muy

probablemente la especie que ha sufrido un mayor incremento de sus poblaciones y sus

territorios ocupados, tanto a escala europea como mediterránea. En España, el número de

ejemplares de jabalí cazados cada año se ha multiplicado por 10 en los últimos 35 años

(Arenas, 2009), y la especie se distribuye hoy desde las cumbres del Pirineo, sobre pastos

alpinos a más de 2400 m de altitud, hasta los ecosistemas más áridos de Europa del sureste

español, donde la ocupa los espartales de Stipa tenacissima. La consecuencia es que se han

descrito problemas de consideración provocados por la especie en cultivos agrícolas, pastos

naturales, biodiversidad, parásitos y enfermedades, accidentes de tráfico y otros muchos

(Acevedo et al., 2006; Herrero et al., 2008; Tsachalidis y Hadjisterkotis, 2008; Bueno et al.,

2009). Las poblaciones de ciervo (Cervus elaphus) también se han incrementado de forma

exponencial (Mattioli et al., 2001; Milner et al., 2006; Arenas, 2009). En Italia, las poblaciones

de ciervo se han multiplicado por 10 en los últimos 28 años (Mattioli et al., 2001) y en España el

número de ejemplares de ciervo cazados cada año se ha multiplicado por 8 en los últimos 35

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años (Arenas, 2009). Del mismo modo, se han descrito incrementos algo inferiores de las

poblaciones de otros ungulados silvestres europeos, como el corzo (Capreolus capreolus)

(Tellería y Virgós, 1997; Burbaite and Csányi, 2009), la cabra montés (Capra pyrenaica)

(Acevedo y Cassinello, 2009) o el rebeco-sarrio (Rupicapra pyrenaica y R. rupicapra) (Dupré et

al., 1998), así como para algunas especies introducidas, como el arruí (Ammotragus lervia)

(Cassinello et al., 2006).

V – Mirando hacia atrás para afrontar el futuro

Los ungulados silvestres pueden ser contemplados como una oportunidad, por su

contribución a la actividad social y económica en áreas rurales, o como una amenaza, por su

potencial impacto en las actividades humanas: agricultura, ganadería, gestión forestal, tráfico y

otras. Algo similar se puede decir desde el punto de vista medioambiental: pueden

complementar a la ganadería extensiva o sustituir parcialmente muchos de sus efectos

beneficiosos así como contribuir a la conservación de la heterogeneidad del paisaje y a la

diversidad biológica, en especial a la de los tipos de hábitats herbáceos. Sin embargo, también

pueden provocar serios impactos en las estructuras y procesos de los ecosistemas. Por todo

ello, resulta necesaria una aproximación holística, que se centre en el sistema y a múltiples

escalas, para aprovechar las oportunidades a la vez que se minimizan los riesgos. Nuestra

capacidad para encontrar soluciones a esos problemas es limitada porque no poseemos

suficiente información sobre cómo interaccionan las especies de ungulados silvestres con sus

predadores, con su hábitat, su alimento, sus competidores y con los humanos a escalas muy

diversas, desde pequeñas teselas de pasto hasta grandes regiones (Weisberg y Bugmann,

2003; Fernández-Olalla et al., 2006). Es necesario, por tanto, hacer un gran esfuerzo de

investigación en estos temas si queremos que las decisiones futuras se apoyen en

conocimientos sólidos. Pero también podemos y debemos aprender de nuestro pasado común,

y tanto de los éxitos como de los fracasos. Sabemos cómo manejar los rebaños de Ganado y

los hábitats con el objetivo de armonizar producción con conservación del medio natural, y

podemos utilizar ese conocimiento con la finalidad de conseguir, al menos parcialmente, ese

objetivo con species de ungulados silvestres y distintos sistemas de gestión. En cierto modo

esa actividad podría ser considerada como desandar nuestra trayectoria histórica para afrontar

el future. Por otra parte, durante las últimas décadas hemos aprendido mucho de los problemas

que puede causar el crecimiento descontrolado de las poblaciones de ungulados silvestres.

Sabemos, por ejemplo, que la limitación más importante para la gestión de esas poblaciones

no es limitar las tasas de extracción para evitar la sobreexplotación, sino, por el contrario,

controlar el crecimiento poblacional para evitar los riesgos de la sobreabundancia y las

enfermedades. De ese modo, el control poblacional se configura como uno de los retos más

importantes para el futuro (San Miguel et al., 1999, 2009; Fernández-Olalla et al., 2006; Milner

et al., 2006). A pesar de ello, la tarea es francamente difícil, porque los métodos de control

poblacional son difíciles de ejecutar y a veces no son bien comprendidos por la sociedad

urbana, en especial en areas protegidas. En todo caso, si se peca de algo, es preferible

pasarse ligeramente en las extracciones, cuya recuperación es siempre fácil y rápida, que

quedarse corto en las mismas, error cuya recuperación podría ser más difícil y larga y cuyas

consecuencias ambientales podrían tardar en cicatrizar.

Un último problema es el de las especies exóticas. Aunque todos estamos

concienciados de las amenazas que pueden plantear las especies exóticas invasoras, cada

caso concreto debe ser cuidadosamente analizado. Algunos conceptos, como “exótico” o

“invasor”, no están tan bien definidos o no son tan bien comprendidos como sería necesario, y

dependen de las escalas de tiempo, espacio y dotación genetica que se contemplen. La flora y

fauna modernas de la Cuenca del Mediterráneo han sido fuertemente alteradas durante

milenios y los colonizadores constituyen hoy una amplia mayoría de las especies actuales

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(Blondel y Aronson, 1999). Así, la mayor parte de las especies de Ganado pueden ser

consideradas especies exóticas, al igual que algunos ungulados introducidos en la antigüedad.

Del mismo modo, muchos ungulados autóctonos pueden ser considerados invasores, porque

están expandiendo sus territorios a áreas en las que no habían estado presentes durante siglos

o milenios como consecuencia de cambios en las actividades humanas. De hecho, la

translocación de material genético exótico a escala Infra-específica (por ejemplo, diferentes

subespecies de ciervo, para mejorar la calidad de los trofeos) puede producir pérdidas

irreparables de diversidad genética. Por otra parte, algunos medios áridos y semiáridos del sur

de Europa que no cuentan con ungulados silvestres nativos (por haber estado ocupados

durante milenios por ganado extensivo) podrían ofrecer posibilidades para especies nativas de

otras áreas de la Cuenca Mediterránea (como el muflón, el gamo o el arruí), obviamente

después de un análisis cuidadoso, sistémico y llevado a cabo con diversas escalas de

aproximación.

VI – Conclusiones

La reducción de los modelos tradicionales de gestión ganadera extensiva está

produciendo pérdidas de heterogeneidad y diversidad biológica en muchos paisajes culturales

mediterráneos. También es negativa para el Desarrollo Rural Sostenido. Por otra parte, las

poblaciones de ungulados silvestres se han incrementado muy fuertemente en las últimas

décadas y se han convertido en un recurso económico de primera magnitud. Nuestra propuesta

es que los ungulados silvestres podrían compensar parcialmente la reducción de la ganadería

extensiva, tanto desde el punto de vista ambiental como desde el social y el económico. Sin

embargo, para conseguirlo es necesaria una aproximación sistémica y con diversas escalas de

detalle. Las cargas admisibles de ungulados silvestres deben ser muy inferiores a las de

ganado extensivo y el control poblacional se configura como uno de los principales retos para

el futuro, porque se deben minimizar los riesgos derivados de la sobreabundancia y las

enfermedades. Se debe prestar una atención especial a la investigación porque todavía no

poseemos suficiente información como para diseñar y poner en marcha modelos de gestión

con una sólida base científica y técnica para esos sistemas.

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